Una vivienda oscura y apagada puede volver a lucir viva y llena de luz con un simple cambio en los colores de paredes y techos. Está demostrado que los colores influyen en el estado de ánimo de las personas. Por eso, en los salones de las viviendas suelen encontrarse tonos tenues, para transmitir paz. Los despachos, en cambio, lucirán con tonos oscuros y elegantes para transmitir sobriedad y seriedad. Y las habitaciones de los niños estarán pintadas con vibrantes colores que estimulen su creatividad e ingenio.
Por ese motivo, si quieres vivir en una casa renovada, la reforma más rápida y económica consiste en un repintado de paredes. Confiriendo a cada estancia el carácter que se merece, lograrás que el conjunto resulte equilibrado y confortable. Hoy en día existen bastantes guías sobre como pintar una habitación paso a paso, de tal manera que no tengas que contratar a pintores profesionales y puedas realizar el trabajo por ti mismo. Te llevará más tiempo, pero poco a poco, y con cariño, tendrás un trabajo realizado con calidad.
El pintado de una pared es una de esas tareas donde no necesitas muchos conocimientos tecnológicos, pero si destreza y pulso firme. Así que si vas a realizar pruebas para elegir el color, procura hacerlas en zonas pequeñas, preferiblemente en las esquinas de la habitación, Así el acabado quedará disimulado y no saltarán demasiado a la vista. También ten en cuenta que el color que verás en las paredes suele ser ligeramente distinto al que ves dentro del bote de pintura. Generalmente es un tono más claro. Así que tenlo presente para evitar futuras sorpresas.
Recuerda que es importante que el soporte que se conserve en buenas condiciones. No se te ocurra pintar sobre el papel de las paredes. Hay que sacarlo; tirando de él o raspándolo. Y rellenar los posibles huecos de sujeción de cuadros, o las fisuras que se aprecien en el paramento, para dejar una superficie lisa y limpia donde el recubrimiento de pintura se adhiera sin problemas, y de forma homogénea.
Una vez con esto claro, con la pintura elegida y las herramientas ya preparadas, comprueba que los elementos que no quieres pintar están bien protegidos. Y ya te puedes disponer a aplicar la capa de pintura. Aquí debes seguir unos consejos sencillos: sujeción firme del pincel o la brocha, y manejarla aplicando deslizamientos suaves y seguidos sobre la pared. Sin hacer parones bruscos, que luego se notan.
Tampoco embadurnes mucho la herramienta de pintura, porque la pared quedará llena de gotas que secarán rápidamente y luego será difícil sacarlas. La clave está en la paciencia, movimientos suaves en zigzag y no parar a descansar hasta que llegues al final de la pared. Repitiendo este proceso en todas las paredes, siempre pintando un paño entero cada vez, lograrás una habitación que lucirá renovada, y con la satisfacción de que ha sido un trabajo realizado por ti mismo.